Buenos entrenadores pasaron por el banquillo madrileño, que es lo más parecido a una silla eléctrica. Cuando apareció Javier Aguirre, parecía que se había encontrado el idóneo, aunque también tenía sus defectos, daba la sensación que el cambio era positivo, hasta que los jugadores decidieron "cargarse" al míster. El equipo decayó y no por la mano de Abel, sino por la poca paciencia con el mejicano y elegir a la persona equivocada para sustituirlo. Los colchoneros se convirtieron en un equipo vulgar, sin alma, sin juego, sin reacción y con una tendencia negativa y decadente hasta que Quique Sánchez Flores se acomodó al puesto.
El nuevo entrenador sufrió los primeros encuentros y no se veía reacción, pasando viejos fantasmas por la orilla del Manzanares, hasta que poco a poco el equipo fue encontrando su estilo y ganas de competir y ganar. Los indios empezaron una progresión positiva y los resultados y el buen juego llegó hasta conseguir la Europa League y recientemente la Supercopa de Europa con un repaso de juego y derroche al campeón de Europa.
Si a cualquiera le dicen en el mes de febrero que iban a conseguir tal proeza, despertaría las risas de todo espectador al fútbol, pero con Quique Sánchez Flores como entrenar ha sido todo esto posible, recuperando el autoestima de los jugadores y futbolistas que antes no daban la talla, dieron todo en el campo, además de sacar la mejor versión de sus dos estrellas (Kun y Forlán) y el descubrimento de De Gea. Se espera al mejor Atlético esta temporada.